martes, enero 27, 2009

Cerro de Pasco, una montaña errante



Escrito por Jorge Zavaleta, Lima
27-01-2009

Cerro de Pasco, una de las ciudades mineras más importantes de América Latina desde el siglo XVI, deberá cambiar de sede a partir de este año. Las condiciones ambientales no son tolerables para la modernidad. Las emanaciones y relaves tóxicos, ríos y lagunas contaminadas, transporte pesado y caótico, calles y viviendas tugurizadas, creciente comercio informal, falta de agua potable y de alcantarillado, ausencia total de árboles y jardines, viento congelado y turbio, entre otros, son, trabas reales y legales para que el Perú pueda poner en marcha los diversos tratados de libre comercio y unirse al esfuerzo universal para paliar efectos del cambio climático.

Los Arquitectos del Perú han creado un comité técnico de apoyo a Pasco para que evitar que el gobierno favorezca solo a las empresas mineras que aún siguen operando pero sin responsabilidad social.

El Congreso de la República peruana ha aprobado el cambio de territorio de Pasco, creado en 1821, año de su independencia de España. La propuesta es trasladar a sus 80 mil habitantes cerca del Lago Junín, a 4,100 msnm, solo 200 ms menos de la antigua sede, junto a la Carretera Central. Región rica sobre todo en cobre, atravesada por 106 ríos y riachuelos y 118 lagunas, entre los cuales destacan el Marañón, el Huallaga y el Mantaro.

Diferentes instituciones del país y del exterior avalan la decisión legislativa. Una de las investigaciones más recientes es de la Universidad de Missouri, de la Orden Jesuita, donde también opera la central de Doe Run, dueña de la refinería La Oroya. Los expertos de Missouri han ratificado, mediante instrumentos sofisticados colocados en algunas viviendas de los mineros, que la salud de casi la totalidad de sus niños y jóvenes está afectada por altos índices de plomo en la sangre.

Si a lo largo del macizo andino, el trabajo en el socavón ha sido causa de secular subdesarrollo, eso no ha sucedido siempre en otras latitudes. Solo dos menciones: Pittsburgh, en Pensilvania, productora de hierro y acería hasta el fin de la I Guerra Mundial fue fuente de ocupación para miles de obreros de lejanos países. Ahora, ellos son parte de una fascinante historia, al haber convertido ese lugar en la sede de una de las más prestigiadas universidades del mundo y centro de investigación médica, en tanto la población local y turistas navegan por el cristalino río Ohio.

La otra referencia, Zollverein en la Cuenca del Ruhr, cuyos cascos-linternas se apagaron en 1986. Forma parte del parque de aventuras y tiempo libre más grande de Alemania, y fuente de inspiración, hace 59 años, de la Declaración Schuman de la Comunidad del Carbón y el Acero, el primer paso para la actual Europa de los 27.

Recordemos que la suerte de Cerro de Pasco es mucho más trágica que el famoso Potosí, en las alturas de Bolivia. Potosí es una montaña agujereada, de la cual no se puede extraer ni siquiera un kilo de estaño. Junto con Huamanga y Huancavelica, simboliza el esplendor y la decadencia del virreinato y la emergente república. Hoy es una urbe, con creciente turismo, cuyos pobladores, pese al intenso frío, promueven como un medio de vida las visitas a las 35 iglesias repletas de pinturas coloniales, la antigua Casa de la Moneda y los Archivos de Indias, entre otros testimonios del pasado. El importante escritor boliviano Augusto Céspedes, silenciado por su obra contestataria como “Metal del Diablo” recrea una crónica de 1548: “Este año se continuó la fundación de la villa y labor de los ricos metales en el gran cerro… extendiéndose su fama por todo el reino del Perú… comenzando a enriquecer a los hombres este monstruo de riqueza”.

Abundan valiosos aportes literarios. Junto a la obra de Manuel Scorza, resalta, por ejemplo, El Tungsteno, de César Vallejo, novela que propone la lucha contra los abusos de los mineros como parte de un movimiento mundial de liberación. Nos sitúa en la primera mitad del siglo XX en que Estados Unidos necesita más y más tungsteno para su economía de guerra. El tiempo psicológico involucra la tranquila vida de la sierra peruana, que se altera en algunos pueblos por la circulación masiva de dólares y el intenso comercio, cuyos obreros son despojados de todo lo que poseen, con inhumanidad indescriptible de gendarmes, jueces, autoridades e insensibles capitalistas.

Cerro de Pasco, camina en busca de un sueño. La nueva Región Pasco, una de las 10 zonas más contaminadas del planeta, debe ser el fruto del consenso de sus habitantes para saldar la vieja historia y construir, tal como suscriben sus gobiernos municipales de hoy, en una “capital saludable, verde, segura, educadora, solidaria, bella e interconectada con el Pacífico y el Atlántico”. La refundación de Pasco suscitará, otra vez y por mucho tiempo el necesario debate democrático. Años atrás lo hicieron otros escritores, líderes sindicales, acallados por caudillos militares y civiles. Volvamos a los andes, “a la piedra sobre piedra, el hombre dónde estuvo”, como dice Neruda en su Canto a Machu Picchu.

Fuente: ElMercurioDigital

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